Este año pude visitar por primera vez el museo Thyssen-Bornemisza, claro está, una pinacoteca más pequeña que el Prado pero también más tranquila y que muestra grandes obras como la que paso a comentaros.
Esta pintura se muestra presidiendo la Sala 7 y pertenece a Vittore Carpaccio, (Venecia, circa 1460-1525/1526) pintor italiano del Renacimiento, dato importante a la hora de la interpretación del cuadro. Se conocen pocos datos de su vida lo que le da siempre un toque más misterioso. Hijo de un mercader de pieles se le menciona por primera vez en el testamento de su tío. Cambió el apellido paterno por el de Carpaccio en consonancia con el ambiente humanístico veneciano.
Recibió importantes influencias, directas o indirectas, de Gentile Bellini y de Antonello da Messina. En sus obras combina elementos copiados de la realidad con hechos legendarios y con descubrimientos propios. Su forma aditiva de narrar, está enriquecida con novedades como la perpectiva completa y un ambiente pleno de luz.
Centrándonos en la obra: "El Joven Caballero", data de 1510 y esta considerado como el primer retrato de cuerpo entero pintado en toda Europa. Carpaccio nos presenta a un joven soldado con la intensión de desenvainar su espada. Enmarcado en un paisaje de una naturaleza exuberante donde queda perfectamente integrado en un ambiente bucólico. Los pintores del Renacimiento grandes conocedores de la naturaleza y simbología, conocimiento del mundo natural que venía reforzado por la lectura de los bestiarios, práctica muy común durante toda esta época, cuando introducían en sus composiciones elementos naturales, lo hacían uniendo belleza y sentido.
Entre la fauna encontramos aves como jilgueros (marcas de fe) y un arrendajo que huyen asustados ante la presencia de una rapaz, un azor que ataca a una garza en vuelo mientras otra se encuentra junto al agua (estilización). Al fondo de la pintura surge un guerrero a caballo, corcel que cabalga con la cabeza gacha para resaltar su humildad, este jinete podría tratarse del mismo personaje principal, que sobre el yelmo que lleva sobre la cabeza hay un pavo real (símbolo de inmortalidad).
Pero también destacan un conejo y un armiño blanco que significan pureza y astucia como cazador, un ciervo (poder) y dos perro de caza (símbolo de la fidelidad). No faltan flores marianas como lirios y azucenas y la transparencia de espíritu que se ve en la claridad de las aguas.
Carpaccio describe los ideales caballerescos que representa este joven en una inscripción a la izquierda sobre el armiño: "Malo mori quam foedar" (Antes la muerte que perder el honor).
En definitiva, un cuadro recargado de símbolos utilizando la naturaleza. Pintura que me dejo cautivado por su belleza y la que no puedo dejar de recomendar.